30-31 de diciembre: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

Las Festividades Navideñas nos ayudan a celebrar que Jesús quiso nacer en el seno de una familia, que era y sigue siendo en buena medida el fundamento de la sociedad. Es en la familia donde nos hemos sentido amados incondicionalmente, por el simple hecho de ser miembro de ella. El amor infinito de Dios tiene esa capacidad de manifestarse a través del amor de personas limitadas. Es ese amor el que nos ha permitido crecer y nos ha dado la convicción de que la vida merece la pena.

En la Fiesta de la Sagrada Familia, la Iglesia nos recuerda que María y José, presentando a Jesús en el templo, reconocen que su Hijo es un don de Dios, que ha sido confiado a sus cuidados. Ambos escuchan atentamente de boca de dos ancianos las profecías que iluminan el sentido de la vida de ese niño (Lucas 2, 22-40). En medio de la alegría navideña aparecen ya las primeras sombras. Ese niño será bandera discutida y ellos no podrán hacer nada para evitarle el final trágico. Que la celebración de la Eucaristía este fin de semana afiance el amor en el interior de nuestras familias y nos lleve a descubrir que toda la humanidad forma la familia de los hijos e hijas de Dios.

footer-logo
Translate »