26 de noviembre: El Día del Señor

En los tiempos Bíblicos, era el rey el encargado de hacer justicia. Se le representa muchas veces bajo la figura del pastor que trata con equidad a sus ovejas, es decir, según las necesidades de cada una (Ezequiel 34, 11-17). Tratar a todos por igual era para los antiguos la mayor injusticia. Hoy día creemos que esas consideraciones de las situaciones particulares no tienen nada que ver con la justicia, todo lo más los cristianos las consideran objeto de la caridad cristiana. Y, efectivamente, como dice el Papa Francisco, sólo con la caridad cristiana se puede crear un mundo justo. Ésta debiera ser la cara que presenta siempre ante el mundo la Iglesia, la cara del amor.

La Fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, colocada en el último domingo del año litúrgico, nos recuerda que sólo podremos formar parte del Reino de Dios si tenemos un corazón compasivo y misericordioso como el de Jesús. De hecho, nuestra misión en la vida es hacer que el Reino de Dios sea una realidad en medio de nosotros y ofrecer ese Reino a los que nos rodean por medio de nuestras palabras y de nuestras obras. La única manera de llevar esto a cabo es vivir como Jesús vivió: entregado totalmente a los demás – en amor y servicio.

Oremos. “Oh Jesús, inspíranos con el poder de tu Espíritu y mantén nuestra esperanza, para que nos comprometamos a construir entre nuestros hermanos y hermanas un mundo que sea humana, pacífica, y justa – como una ofrenda que te agrade a ti, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”

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