26-27 de abril: Preparándonos para Celebra la Misa Dominical

De manera única, celebramos en la Pascua que Dios habita en nosotros, pero habría que decir más bien: nosotros habitamos en Dios. En Él vivimos, nos movemos, y existimos. Es lo que Jesús formula con la comparación de la vid y los sarmientos. (Juan 15, 1-8) Jesús no nos habla de conocimientos sublimes de Dios sino más bien de dar frutos en la vida ordinaria inspirándonos en su propia vida y en el Evangelio, sobre todo en las Bienaventuranzas que constituyen una especie de autorretrato de Jesús. (Mateo 5)

¿Estamos conscientes de que Jesús nos promete su propia vida de Resucitado, que es la vida misma de Dios? Por el Bautismo hemos sido injertados en Cristo, de manera que formamos uno con Él. Por nosotros fluye la misma vida de Jesús.

Vamos a estar congregados el domingo, alrededor de la Mesa del Señor, porque queremos cuidar ante todo nuestra relación personal con Jesús. Por medio de la Eucaristía permanecemos en Jesús y Él en nosotros. De esa manera, toda nuestra vida se convierte en acción de gracias a Dios por Jesucristo. ¡Aleluya!

 

 

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