Santo Tomás

AYÚDAME, SEÑOR

A estar contigo, para cuando Tú llegues

vea y sienta que has resucitado,

para que, cuando los demás me digan que creen

también yo me fíe de lo que creen y esperan.

 

 

 

Que no sea tentado por la incredulidad, el mal

la apatía o el escepticismo.

Que acoja, con serenidad y con alegría,

la noticia de que Tú vives en medio de nosotros.

Que, en las marcas de la humanidad,

descubra las profundas llagas de tu Cuerpo.

 

Que reaccione mi fe, cuando tu Palabra

sale a mi vida un tanto muerta y fría.

Que sea capaz de desplegar los dedos de mi mano

y buscar las heridas de tu costado.

Que sepa verte, como Resucitado

y no recordarte como el Cristo muerto.

 

Que las llagas de tu costado

sean para mí, prueba de tu victoria.

Que las heridas que se abren en el mundo

sean una llamada a descubrirte vivo en él.

Que con Santo Tomás, postrándome ante tu presencia

resucitada, eterna, viva, y pascual,

pueda decir hoy y siempre:

¡Señor mío y Dios mío!

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