August 5 / 5 de agosto: Adoration / Adoración

In the simplest terms, Eucharistic Adoration is a time we Catholics (or anyone with a prayerful heart) take (or make) to worship the true God in the person of Jesus Christ. He is really, truly present in the Eucharistic host placed on the altar. Many make what is known as “a holy hour” to honor Christ’s presence, but there are just as many who wonder “What would I do for a whole hour in church?”

Here are some ideas about how to spend your time in Adoration. First of all, don’t worry about what you are to say, simply be in the presence of Jesus. That is pretty awe-inspiring, in and of itself. Second, call to mind your weaknesses or sufferings and ask Jesus to have mercy on you. Great healing is available to those who participate in Adoration. Third, are you thankful for anything? Think of each person or thing in your life you are thankful for and thank Jesus for each one. Fourth, read a little of the Sacred Scriptures and pause quietly to think in your heart what it means. The Rosary or any collection of prayers can be helpful when doing this. Listen to what Jesus is saying to you. After all, He is truly present in front of you! Also, pray for humility. After all, being in the presence of Jesus and looking at Him is a profound grace; let that grace deepen in your mind and heart. Make plans to join us here at Holy Cross on Thursdays between 8:30am and 8:30pm for our renewed schedule of Adoration.

Let us pray. “O saving Victim, open wide, the gate of heaven to us below, our foes press on from every side; your aid supply, your strength bestow. Amen.”

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Adoración Eucarística es adorar a la divina presencia real de Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en la Eucaristía.

Jesucristo, al comer la Pascua judía con los suyos, aquella noche en la que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, dando gracias bendijo al Padre y lo pasó a sus discípulos diciendo: “Tomen y coman todos de él, esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes.” Al final de la cena, tomó el cáliz de vino, volvió a dar gracias y a bendecir al Padre y pasándolo a los discípulos dijo: “Tomen y beban todos de él, este es el cáliz de mi sangre. Sangre de la Alianza Nueva y Eterna que será derramada por muchos y por muchos para el perdón de los pecados.” Jesús dijo sobre el pan: “Esto es mi cuerpo,” y sobre el vino: “Esta es mi sangre.” Pero, no sólo eso, agrego también: “Haced esto en conmemoración mía.” Les dio a los apóstoles el mandato, “hagan esto,” el mandato de hacer lo mismo, de repetir el gesto y las palabras sacramentales. Nacía así la Eucaristía y el sacerdocio ministerial.

La Eucaristía es el mayor tesoro de la Iglesia ofrecido a todos para que todos puedan recibir por ella gracias abundantes y bendiciones. La Eucaristía (como hemos visto arriba) es el sacramento del sacrificio de Cristo del que hacemos memoria y actualizamos en cada Misa y es también su presencia viva entre nosotros.

Adorar a Jesucristo en el Santísimo Sacramento es entrar en íntima relación con el Señor presente en el Santísimo Sacramento. También, es la respuesta de fe y de amor hacia Aquel que siendo Dios se hizo hombre, hacia nuestro Salvador que nos ha amado hasta dar su vida por nosotros y que sigue amándonos de amor eterno. Es el reconocimiento de la misericordia y majestad del Señor, que eligió el Santísimo Sacramento para quedarse con nosotros hasta el fin de mundo.

Según el Papa Benedicto XVI: “La adoración no es un lujo sino una prioridad. Quien adora da testimonio de amor, del amor recibido y de amor correspondido, y además da testimonio de su fe. Ante el misterio inefable huelgan palabras, sólo silencio adorante, sólo presencia que le habla a otra presencia. Sólo el ser creado ante el Ser, ante el único “Yo soy,” de donde viene su vida. Es el estupor de quien sabe que ¡Dios está aquí! ¡Verdaderamente aquí!”

Nuevo horario de Adoración en la Parroquia de Santa Cruz: todos jueves con Misa a las 8:30am, Adoración hasta la 8:30pm, la Bendición a las 8:30pm.

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