20 de agosto: La Esperanza y La Fiesta de San Bernardo

Como todos sabemos de experiencia, en medio de la pandemia de COVID-19 muchas familias han sufrido por la pérdida de trabajo, la muerte de algún ser querido, o se encuentran luchando por no caer en el desánimo. A momentos así, es importante recordar que la esperanza (que viene de Dios) nos da un nuevo ritmo.

Si bien antes de la crisis se pensaba que con nuestras capacidades podíamos instaurar un mundo perfecto en la economía, en la ciencia, y en la política, ahora en la prueba, se hizo necesario hallar una gran esperanza con hospitalidad, fraternidad, y solidaridad que no sea destruida por un virus o el miedo. El Papa Benedicto XVI nos enseñó que “esta gran esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar.”

Verdaderamente, es tiempo de un nuevo ritmo en la esperanza, capaz de movilizar todas las fuerzas humanas y además, es bueno que esa esperanza se manifieste, salga, y se ponga en camino con pasos visibles y concretos: misericordia, perdón, encuentro, y diálogo.

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San Bernardo de Claraval fue un monje cisterciense francés. Llegó a ser el abad del monasterio de Claraval, célebre abadía cisterciense por haber dado abundantes frutos de santidad. Bernardo fue un hombre inteligente, dotado de una singular agudeza y una gran capacidad de persuasión; pero, por sobre todo, fue alguien que supo poner sus dones y habilidades al servicio del Evangelio.

Par leer más: https://www.aciprensa.com/recursos/la-familia-que-se-fue-con-cristo-2969

Oremos.San Bernardo: gran predicador, enamorado de Cristo y de la Madre Santísima: pídele al buen Dios que nos conceda a nosotros un amor a Dios y al prójimo, semejante al que te concedió a ti. Quiera Dios que así sea. Amén.”

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