8 de marzo: Fiesta de San Juan de Dios

A un momento en su vida, San Juan decidió gastar toda su vida y sus energías a ayudar a los enfermos más miserables por amor a Cristo Jesús, a quien ellos representan. Durante todo el día atendió a cada uno de los enfermos en su “clínica” con el más exquisito cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo, y hermano de todos. Por la noche se fue por la calle pidiendo limosnas para sus pobres.

El Obispo de Granada (España), admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba haciendo, le añadió dos palabras a su nombre de pila, y empezó a llamarlo “Juan de Dios,” y así lo llamó toda la gente en adelante. Luego, como este hombre cambiaba frecuentemente su vestido bueno por los harapos de los pobres que encontraba en las calles, el Obispo le dio una túnica negra como uniforme; así se vistió hasta su muerte, y así han vestido sus religiosos por varios siglos.

Oremos. “Glorioso san Juan de Dios, alma buena y noble, que, engrandecido por Dios con su poder y sus gracias, compartiste los sufrimientos y aflicciones de los demás, ahora que estás junto al buen Jesús, que te honra y no te niega nada, y eres nuestro intercesor ante la salud y la enfermedad, te suplicamos ruegues por la salud de todos los enfermos y hagas lo posible para que sean sanados. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”

“O Dios, concédenos que, siguiendo el ejemplo de san Juan de Dios, llevemos en el corazón y manifestemos en la practica el amor a los pobres, a los enfermos, y necesitados, y extiende tu acostumbrada bondad sobre los que están enfermos hoy; guarda, cuida y sana a ellos que se encuentran afligidos por la enfermedad. Concédeles la ayuda de tu poder para que su enfermedad sea cambiada por salud total y la tristeza que ahora tenemos se convierta en gozo. También, por Cristo, nuestro Señor. Amén.”

Para leer más: https://www.aciprensa.com/recursos/biografia-4287

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