6 de octubre: Oren Sin Cesar

En su Primera Carta a los Tesalonicenses, San Pablo nos dice: “Estén siempre alegres, oren sin cesar, y den gracias a Dios en toda ocasión.” (vv. 16-18)

Los Evangelios nos dicen que Jesús oraba con frecuencia e insistentemente, como en su Agonía en el Huerto de los Olivos. Él siempre nos dice que quiere que nosotros también seamos perseverantes, insistentes, e incluso atrevidos y audaces en nuestra oración – porque Dios es bueno. ¿Cómo puede resistirse Él a escucharnos cuando oramos? Él nos dará no solo cosas buenas, sino también el Espíritu Santo, el don que contiene todos los dones.

Jesus nos ha dicho: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá.” Como observa el Catecismo de la Iglesia Católica, “desde Abraham, la intercesión – pedir en favor de otro – ha sido característica de un corazón en sintonía con la misericordia de Dios.” En la época de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo, como expresión de la comunión de los santos. La intercesión de los cristianos no reconoce fronteras.”

Oremos. “Oh Dios, cuando clamamos a ti, a veces nos preguntamos si realmente nos oyes, ya que tu silencio es a veces opresivo. Mantén nuestra confianza en tu bondad y en tu constante presencia amorosa. Que te encontremos cuando te busquemos. Ábrenos cuando llamemos a tu puerta, en el nombre de Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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