Un día después de la celebración del Día de Independencia aquí en nuestro país, una pregunta se queda: ¿Cómo podemos vivir y mantener la auténtica libertad?
La libertad es “don y tarea.” Es un don para la mejor realización de las personas, pero que no exime de la responsabilidad o tarea de seguir madurando la situación de libertad. Implica el cuidado a no recaer en esclavitudes provocadas por el pecado en todas sus formas, como el egoísmo, vanidad, violencia, y falta de respeto a la persona en sus derechos fundamentales. La verdadera independencia humana es aquella en la que resalta la fraternidad y el trato justo y cercano de unos para con otros.
Estamos invitados hoy y siempre a recordar que nuestra misión es contribuir al ‘bien común’ en todas sus formas y expresiones, media vez tenga en cuenta la libertad de conciencia de la persona, el cuidado de la vida desde su concepción hasta su fin natural, y la atención a quienes tienen menos recursos, pero que son presencia del ‘Señor necesitado.’ Solo con la conversión hacia Jesús, en acompañamiento a las rectas conciencias, en la promoción del diálogo, se podrá vivir ese “señorío del Señor” en nuestras vidas, el cual no es opresión, sino todo lo contrario – de libertad en el Espíritu … motivo de alegría por la reconciliación con el Padre y el logro de la verdadera libertad de los hijos e hijas de Dios.
Oremos. “Dios y Señor de justicia, que guías a toda la creación con cuidado paternal, tú nos has revelado que los que trabajan por la paz serán llamados tus hijos e hijas. Por favor, continúa enviándonos tu Espíritu para tocar los corazones y las mentes de todos los que aprecian los derechos a la vida, libertad, y la búsqueda de la felicidad. Concédenos tu providencia para que nuestro país pueda compartir sus bendiciones con todos los pueblos de la tierra y así se convierta en una nación donde florece la paz. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.”
