5 de febrero: Fiesta de Santa Águeda

Como Santa Inés, Santa Cecilia, y Santa Lucía, Santa Águeda decidió conservarse siempre pura y virgen, por amor a Dios. En tiempos de la persecución del tirano emperador Decio, el gobernador Quinciano se propone enamorar a Águeda, pero ella le declara que se ha consagrado a Cristo.

Para hacerle perder la fe y la pureza, el gobernador la hace llevar a una casa de mujeres de mala vida y estarse allá un mes, pero nada ni nadie logra hacerla quebrantar el juramento de virginidad y de pureza que le ha hecho a Dios. Allí, en esta peligrosa situación, Águeda repetía las palabras del Salmo 16: “Señor Dios: defiéndeme como a las pupilas de tus ojos. A la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me atacan, de los enemigos mortales que asaltan.” Su oración al fin de su vida fue: “Oh Señor, Creador mío: gracias porque desde la cuna me has protegido siempre. Gracias porque me has apartado del amor a lo mundano y de lo que es malo y dañoso. Gracias por la paciencia que me has concedido para sufrir. Recibe ahora en tus brazos mi alma.” Y diciendo esto expiró. Era el 5 de febrero del año 251.

Oremos. “Señor Dios, tu Hijo Jesucristo advirtió a sus seguidores que serían perseguidos por su causa. Pero nos dijo que no tenemos que temer, porque enviaría su Espíritu para poner en nuestra boca lo que hayamos de decir. Que nosotros, como Santa Águeda, demos testimonio de nuestra fe y de nuestro amor con todo nuestro ser, sin vacilar, dudar o temer, porque tú estás con nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.”

***

Unos pensamientos sobre “cómo vivir con cáncer,” según el Papa Francisco (durante de una visita a una clínica): “Piensen bien esto: no hay dificultad en la vida que no se pueda vencer. La victoria es diferente para cada persona: cada uno vence a su modo, pero siempre vencer es el ideal, es el horizonte para ir hacia adelante. ¡No se desanimen! Su camino en la vida es un poco difícil, porque deben cuidarse, vencer la enfermedad o convivir con la enfermedad: esto no es fácil.” Además, el Papa Francisco recordó que “a cada uno de nosotros el Señor le ha dado un ángel custodio, desde que somos pequeños hasta que somos ancianos. El Señor lo ha dado para que nos ayude en la vida. Cada uno de ustedes tiene el suyo. Acostúmbrense a hablar con su ángel, para que los cuide, les de inspiración, y los lleve a vencer siempre en la vida.”

footer-logo
Translate »