La Navidad no termina con la celebración del 25 de diciembre, sino que para los católicos este tiempo debe seguir celebrándose.
Después de cuatro semanas de preparación en Adviento para este evento tan importante en la historia de la humanidad, toda la Iglesia y el mundo católico están llenos de alegría y gratitud a la Santísima Trinidad, a la Madre María, y a San José, ya que finalmente se conmemora el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, Rey y Salvador.
La liturgia de la Iglesia Católica señala que la Navidad no es solo un día, sino una temporada completa que dura desde la Vigilia de Navidad, el 24 de diciembre, hasta la fiesta del Bautismo del Señor (generalmente el domingo después de la Epifanía).
Para reflejar: La proclamación Navideña del nacimiento del Salvador debe impregnar todos los momentos de nuestra existencia, convencidos de que el inmenso amor de Dios por cada uno de nosotros está siempre dispuesto a hacer lo necesario para llevarnos a la felicidad sin fin y para la vida eterna. Él está con nosotros siempre y nunca nos abandonará.
[Nota pastoral: Aquí en los Estados Unidos, la Epifanía del Señor se celebra el domingo entre el 2 y el 8 de enero.]
