4 de enero: El Undécimo Día de la Navidad

Según el Evangelio de San Juan (1, 35-42), “En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: ‘Éste es el Cordero de Dios.’ Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: ‘¿Qué buscan?’ Ellos le contestaron: ‘¿Dónde vives, Rabí?’ (Rabí significa ‘maestro’). Él les dijo: ‘Vengan a vean.’”  

“¡Venga y vean!” dice Jesús a los dos que tenían curiosidad sobre el mismo Jesús. Fueron y vieron a su Salvador, y le siguieron.

“¡Vengan y vean!” Ojalá pudiéramos  nosotros  decir  lo  mismo  hoy  a nuestros hermanos y hermanas y mostrarles a Jesús presente en medio de nosotros. ¿Lo encontrarían entre nosotros? Y nosotros mismos ¿reconocemos a Cristo que pasa entre nosotros?

Oremos. “Oh Dios, tu Hijo pasa entre nosotros como salvador, pero con frecuencia no nos percatamos de su presencia. Danos ojos de fe en estos últimos días Navideños para que percibamos al menos un vislumbre suyo en el amor y compasión de los que nos rodean, en su ánimo y en su ayuda, en su interés y compromiso por la justicia. Porque en su bondad tú te muestras a ti mismo a través de tu Hijo Jesucristo, que vive contigo y con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.”

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