22 de septiembre: Todo es Don, Todo es Gracia

“Entonces Jesús les dijo esta parábola: ‘Salió el sembrador a sembrar su semilla….’” (Lucas 8, 4-15)

Ya conocemos de sobra la parábola del sembrador y la explicación que da el mismo Jesús. Cuando meditamos en esta parábola siempre terminamos pensando en qué tipo de tierra somos. Si nos parecemos a la del borde del camino, al terreno pedregoso, al que está lleno de zarzas o a la tierra buena. Indefectiblemente, la conclusión suele situarnos –las meditaciones no suelen ser momentos para el optimismo– en cualquiera de los tres primeros. Y nos empezamos a hacer propósitos muy serios para cambiar nuestra vida.

Vamos a ser realistas: la mera verdad es que somos una mezcla prodigiosa de los cuatro terrenos. Sí, también hay en nosotros tierra buena: capacidad de acogida de la palabra. Y también damos muchas veces buen fruto en cercanía, fraternidad, justicia, y tantas otras cosas buenas. Como decía el lema popular: “Dios no crea basura” y nosotros somos creación de Dios. No puede ser que seamos todo tierra del camino o llena de piedras o de zarzas. También hay cosas buenas que Dios ha puesto en nuestras vidas. Hay que saber apreciarlo y agradecerlo – porque todo es don, todo es gracia.

Para reflejar: recordemos que el sembrador vuelve cada día a sembrar el campo. Con paciencia pero con constancia, siempre confiando en que la semilla va a crecer y dar ciento por uno. Así es Dios. Cree tanto en nosotros que vuelve cada día a sembrar en nosotros su palabra y espera que dé su fruto. Nuestro Dios es así … y eso nos llena de esperanza.

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