El Evangelio de hoy (Lucas 10) es continuación inmediata del del domingo pasado. El final del capítulo 9 de San Lucas expone las condiciones en el seguimiento de Jesucristo, acentuando la primacía del mismo frente a otros intereses legítimos. Los primeros 16 versículos del capítulo 10 narran la misión de los 72 discípulos. Se trata de un número más redondo que histórico, indicando los 72 pueblos que se creían que conformaban la tierra, es decir, toda la humanidad. Más allá de esto, nos da a entender que la predicación misionera no es un privilegio o competencia exclusiva de los 12 Apóstoles. La única misión de predicar el Evangelio compete a todos los cristianos, aunque sea de manera diversa. Es decir, todos somos misioneros, cada uno en su puesto y desde sus circunstancias.
Cada Eucaristía debe motivar en nosotros un nuevo compromiso con el Señor, que hoy nos envía a llevar a nuestros hermanos y hermanas su mensaje de amor y de paz. Pero también nos pide que tengamos sus mismos sentimientos. Por eso, en este momento tan difícil que vivimos, es necesario que seamos verdaderamente convencidos que el Señor nos ha llamado y nos ofrece todo necesario para ser sus mensajeros y embajadores.
Oremos. “Dios, rico en misericordia, concédenos la fortaleza y la sabiduría necesarias para comprometernos verdaderamente con la misión de tu Hijo. Te lo pedimos por Él, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”
