La Fiesta del Corpus (Fiesta Eucarística) quería ser una prolongación del Jueves Santo. Y, efectivamente, está centrada sobre los dos temas fundamentales predicados en aquella celebración de la Semana Santa: la Eucaristía y el Amor fraterno. Estos dos deberán continuar siendo los dos pilares en que se asiente la comunidad católica.
Para reflejar: Aunque no está en nuestras manos el milagro de multiplicar los alimentos, sí está el compartir lo nuestro con los demás y, sobre todo, multiplicar “el pan del amor y del cariño” que a tantos les hace falta. Ponerse al lado de cuantos necesitan el pan de cada día quiere decir empeñarse en que sea realidad en nuestro entorno cuanto el término “pan” encierra: alimento, vivienda, familia, trabajo, cultura, libertad, religión, dignidad personal, y derechos humanos. Todo esto no se aviene con las discriminaciones de cualquier tipo, sea de personas o de grupos, ni con la opresión y menos aún con la explotación de alguien. Los bienes que nos vienen de Dios, los de su Reino y los de la tierra, son para todos.
Oremos. “O Dios, que tu Hijo Jesús nos sustente y nos restaure con su Pan de Vida y nos rejuvenezca con su bebida de alegría, para que sepamos compartir nuestras personas, los unos con los otros, y llegar a alegrarnos mutuamente. Que su Pan de Vida sea la prenda de la felicidad eterna. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.”