19-20 de enero: Esperanza, Oración, e Investidura

Cuántas veces, sobre todo a principio de año, nos hacemos buenos propósitos, que luego se quedan en buenas intenciones. Nos falta constancia, nos dejamos llevar por la pereza y, cuando vemos que no podemos, nos rendimos. A lo largo de la historia, sin embargo, hemos tenido ejemplos de personas que sí han sido capaces de ser fieles. Un ejemplo es “nuestro padre” Abrahán. Ya de mayor, tuvo que dejarlo todo, y emprender una marcha que le llevó a un lugar para él desconocido. Con muchos peligros, con riesgo para su vida, pero fiado en la promesa de Aquel que le pidió que saliera de su tierra. Se fio de Dios. Por eso es modelo de fe y esperanza para todos.

Hablando de esperanza, el Cristianismo, desde siempre, ha entendido que lo más importante es salvar a la persona. Hasta el último canon del Código de Derecho Canónico, el número 1752, lo recuerda (“teniendo en cuenta la salvación de las almas,” que debe ser siempre la ley suprema en la Iglesia). Y la Doctrina Social de la Iglesia, también. Nos toca a nosotros llevarlo a cabo, en nuestra vida diaria. Ser como Jesús, atento a las necesidades y listos para ofrecer esperanza a los demás, es nuestra tarea diaria.

Por cierto, recordemos las palabras de san Francisco de Sales: “Antes de juzgar al prójimo, pongámosle a él en nuestro lugar y a nosotros en el suyo, y a buen seguro que será entonces nuestro juicio recto y caritativo.” Pues eso.

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El miércoles, vamos a celebrar la investidura (inauguración) del nuevo presidente: Joseph R. Biden. Antes de ir a la ceremonia oficial, el nuevo líder del país va a ir con su familia a la catedral de San Mateo, en Washington D.C., para asistir a Misa. Podemos apoyar a él y ayudar a todo el país en redescubrir la paz con esta oración:

“Dios de todas las naciones, Padre de la familia humana, te damos gracias por la libertad que ejercemos y las muchas bendiciones de la democracia que gozamos en estos Estados Unidos de América. Pedimos tu protección y orientación para todos los que se dedican al bien común, trabajando por la justicia y la paz aquí y en todo el mundo. Elevamos a todos nuestros líderes y servidores públicos debidamente elegidos, a aquellos que nos servirán como presidente, como legisladores y jueces, a los miembros de las fuerzas armadas y las fuerzas del orden. Cúranos de nuestras diferencias y únenos, oh Señor, con un propósito, dedicación, y compromiso comunes de lograr la libertad y la justicia en los años venideros para todas las personas, y especialmente los más vulnerables entre nosotros. Amén.”

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