El domingo que viene (20 de noviembre), vamos a celebrar la Fiesta de Cristo Rey y el fin del año litúrgico. Este domingo (13 de noviembre), el “penúltimo” domingo del año de la Iglesia, los textos bíblicos nos van a hablar del “final de la historia,” del final de los tiempos, y de “cosecha.”
Por unos meses, domingo tras domingo, el Señor nos ha dicho que su invitación a nosotros es que seremos testigos, demostrando en dónde tenemos puesta nuestra confianza, y por qué valores y estilo de vida hemos optado. Casi al fin de su vida pública, Jesús nos pregunta, como ha preguntado a todos sus discípulos por todas épocas, “¿cuáles son los valores y estilo de vida que han optado?”
¿Estamos haciendo que las personas sean más importantes que las cosas? ¿Estamos cuidando de la naturaleza como un don de Dios, contando con las próximas generaciones, y no sólo con nuestras necesidades egoístas? ¿Estamos aprendiendo a vivir con menos … para que al menos podamos (todos) vivir? ¿Estamos asegurando que no falte la solidaridad entre todos los hombres y mujeres, no sólo con los cercanos o los nuestros? ¿Estamos poniendo las bases de la justicia, la verdad, y la paz en las relaciones personales y sociales?
¿Estamos conscientes de que el mensaje central del Evangelio es: no tengan miedo? ¿Estamos listos para seguir confiando en Dios, conscientes de que debemos ser católicos maduros y sólidos, listos para testimoniar del amor de Dios? Estamos en sus manos y Él camina con nosotros, siempre.
Oremos. “Padre, creemos que tus planes sobre nosotros son de paz, y no de desastre y temor. Mantén abiertos nuestros ojos a los signos de la constante venida de Jesús, tu Hijo. Ayúdanos a comprometernos plenamente en el crecimiento del Reino entre nosotros llevando a cabo tus planes de paz y de amor. Ayúdanos a hacer de este ‘nuestro mundo’ más ‘tu mundo’ y el camino hacia tu Casa en el Cielo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.”
