En este sexto domingo del tiempo ordinario continuamos con la lectura del Sermón de la Montaña (Mateo 5-7). Hoy nos propone San Mateo un tema fundamental y muy actual para nuestra vida: el tema de la ley de Dios.
Los judíos acusaban a Jesús de hereje y contrario a la ley mosaica. Parece también que para algunos de los judíos conversos la ley era motivo de discusión y consideraban que ellos no estaban obligados a cumplirla, pero el primer versículo del texto Evangélico nos deja muy clara la postura de Jesús ante la ley: “No crean que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.” (v.17)
Para Jesús, la ley es la manifestación de la voluntad de Dios y es inalterable, hasta tal punto que ni la parte más pequeña de una letra se puede omitir, pero Jesús sí libera la ley de la interpretación literal y errónea de los escribas y fariseos, que marcaban los mínimos para salvarse. La forma que Jesús da a la Ley es la del amor, conforme a la Sagrada Escritura. Según Jesús la ley hay que vivirla desde el espíritu no desde la letra.
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Para reflejar: Leyes, ordenamientos, mandamientos, ¿a quién le gustan? ¿No acaban con nuestra libertad? Más aún cuando la palabra de Dios nos dice: “haz tu elección entre la vida y la muerte.” Vemos cómo Jesús, repetidamente, elige libremente. Elige a Dios y elige su misión, para eso es su vida. Él vive en nosotros. En nosotros y con Él nos invita a elegir la vida y el amor y a seguirle más allá de los mandamientos. De esta manera seremos realmente libres.
