¿Han oído ustedes de la oración que se llama el Shema? Es el título de una oración que los judíos han recitado, desde los días de nuestros antepasados, dos veces al día, cada mañana y cada tarde. Esta oración, a menudo considerada la oración más importante en el judaísmo, se toma de las Escrituras y se compone de Deuteronomio 6, 4–5: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas.” Hay unos que también ofrecen Deuteronomio 11, 13–21 y Números 15, 37–41. Estas recitaciones de las Escrituras están destinadas a expresar un compromiso de lealtad para mantener el pacto con Dios al amarlo completamente, obedecer sus caminos, y enseñar a los niños a hacer lo mismo.
La oración se llama Shema porque shema es la primera palabra de la oración en hebreo. En hebreo, shema no significa simplemente “escuchar” como cuando los oídos que perciben el sonido y el cerebro procesa la información. Más bien shema significa escuchar, prestar atención, y responder con acción a lo que se ha escuchado. Entonces, esta oración, dos veces al día, llama a los judíos a vivir su compromiso con Dios, poniendo en práctica su amor por Él.
Fíjense que el Shema nos provee el fondo de la enseñanza de Jesús (en Mateo 22, 37-39): “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
Como vamos a ver el domingo, el Señor es claro en su enseñanza: el amor a Él debe estar por encima de cualquier otro afecto; y nosotros que creemos que Él es el Hijo de Dios, debemos también amarlo más que a nada y a nadie. Y Él está misteriosamente presente en toda persona, y así, la caridad practicada con los demás, Cristo la considera hecha a Él mismo, no dejando sin recompensa nada de lo que sea hecho por Él.
De cualquier forma que vengamos, Jesús el Señor nos invita a unirnos a Él en nuestra ofrenda al Padre. Con Él, demos gloria y alabanza a Dios.
