No Temas

Los discípulos de Emaús iban por el camino, con miedo, perdidos, descorazonados, sin aliento, sin fuerza, no podían ver con claridad, no podían reconocer a Jesucristo. Iban huyendo de Jerusalén, por temor a ser encontrados como compañeros de Jesús, y como consecuencia parar en la cárcel. Cuando reconocieron a Jesús al partir el pan, y en las Escrituras, se les quitó el miedo y recobraron fuerza. Todo creyente necesita un encuentro con Jesucristo para sanarse del miedo.

El virus ha paralizado al mundo entero por un tiempo, ha vaciado calles y ciudades, ha cerrado las iglesias por todo el mundo. De repente, encontramos nuestra iglesia con puertas cerradas y falta de acceso a los sacramentos. Eso puede dejarnos desmoralizados. Ahora, más que nunca, hay que seguir firmes en la gran virtud de la Esperanza. San Juan Pablo II nos dijo: “No temas. Abre de par en par las puertas a Cristo.” Debemos abrir las puertas de nuestro corazón a Cristo y confiar que el Señor nos dará todo lo necesario.

Aunque no podamos celebrar juntos la Misa (más que nuestra Misa transmitida), seguimos siendo una familia parroquial y podemos seguir orando – unidos en el Espíritu. Confiemos en que Dios nos va a quitar esta mala plaga que nos acosa y la usará para su gloria y para nuestra salvación. Busquen siempre su gracia que nos rodea.

Según San Francisco de Asís: “No importa qué tan difícil sea, la vida es buena cuando eres feliz, pero mucho mejor cuando otros son felices gracias a ti.”

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