29 de abril: Santa Catalina de Siena

Santa Catalina nació en 1347 en Siena, hija de padres virtuosos y piadosos. Ella fue favorecida por Dios con gracias extraordinarias desde una corta edad, y tenía un gran amor hacia la oración y hacia las cosas de Dios. Santa Catalina sobrellevó todo en su vida con dulzura y paciencia. El Señor le enseñó a lograr un tipo de soledad en su corazón, donde, entre todas sus ocupaciones, se consideraba siempre a solas con Dios, y donde no podía entrar ninguna tribulación.

A los quince años de edad, Santa Catalina asistía generosamente a los pobres, servía a los enfermos, y daba consuelo a los afligidos y prisioneros. Ella prosiguió el camino de la humildad, la obediencia, y la negación de su propia voluntad. En medio de sus sufrimientos, su constante plegaria era que dichos sufrimientos podían servir para la expiación de sus faltas y la purificación de su corazón.

Oremos. “O Dios, tú has mostrado a Santa Catalina el amor infinito hacia todos, hechura de tus manos, que arde en tu corazón. Ella compartió generosamente esta revelación y la vivió en todas sus consecuencias hasta el heroísmo. Concédenos que podamos seguir su ejemplo, confiando en tus promesas y aumentando nuestra fe en tu presencia en cada Sacramento, especialmente en el Sacramento de tu perdón. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.”

Para leer más: https://www.aciprensa.com/recursos/una-conciliadora-para-la-iglesia-4584

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