28-29 de noviembre: Primera Semana de Adviento

Especialmente durante del Adviento, la Palabra de Dios nos llama a la vigilancia. La Palabra nos recomienda vivir alertados y ojo avizor, para poder responder adecuadamente a los signos de los tiempos.

San Pablo, por ejemplo, en su Carta a los Romanos, nos dice que debemos renunciar a las actividades de la noche y pertrechándonos de las armas de la luz. Está claro que las tinieblas simbolizan el mal, la despreocupación y la holganza, mientras que la luz simboliza el bien que se anuncia en la Palabra de Dios. Porque está claro que el orden que reina en el mundo sigue siendo un caos, en que la injusticia, la explotación, y la violencia campan por sus respetos a costa de la pobreza, la inocencia, y la muerte de tantos seres humanos. Y también parece claro que hay que poner orden, luz, claridad, y justicia. Y alguien tendrá que hacerlo. ¡Nosotros somos ese alguien! Para eso, hemos recibido el don de la fe, para eso hemos sido llamado por Dios en el Bautismo. Esa es nuestra misión, porque creemos y porque tenemos esperanza.

Oremos. “Señor Dios, en tu Hijo Jesucristo tú invitas a todos y cada uno a conocerte y amarte y a vivir en tu perenne paz. Guarda vivo en nosotros el celo santo para llevar a todos la luz de tu verdad y las riquezas de tu vida y amor, sin ninguna distinción de raza, lengua, o cultura. Ojalá, que todos los habitantes del mundo lleguen a conocerte y amarte como al Padre misericordioso de todos por medio de nuestro hermano y Salvador, Jesucristo. Amén.”

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