En Juan 6, Cristo Jesús habla muy claramente de sí mismo como Pan de Vida que hay que aceptar con fe, y promete dar el pan de su propia carne en la Eucaristía para la vida del mundo, para la vida eterna.
El Evangelio nos dice que todo el que se acerca a Jesús, en el fondo, ha sido atraído por el Padre. Por ello, sus seguidores hemos de sentirnos llamados a descubrir esa atracción de Dios en el corazón de nuestros hermanos y ayudarnos mutuamente a creer, a confiar en que quien emprende su camino hasta el final tendrá vida para siempre. Para esto vino al mundo y para esto se hizo semejante a nosotros: se hizo carne para la vida del mundo. Pidámosle esta capacidad de acogida, atención y generosidad; será nuestro mayor amor al mundo.
Vivir, ser vivaz, vibrar animosos con la vida, así es cómo nosotros y nuestra comunidad habríamos de mostrarnos, si es que el Señor está vivo realmente entre nosotros.
Oremos. “Dios amoroso, fortalece y haz más profunda nuestra fe, para que reconozcamos que tu Hijo está con nosotros, y que con Él el mundo puede vivir una vida digna de vivirse, una vida de esperanza y de justicia, de dignidad y de amor, y una vida que perdure por los siglos de los siglos. Amén.”
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Adoración: Todos los jueves, dentro del templo, en la Presencia Real del Santísimo Sacramento (8:30am – 8:30pm). Todos están invitados.
