26 de febrero: La Cuaresma y La Justicia

Real Alcázar. Sala de la Justicia. Fuente

En los Evangelios, Jesús nos propone una justicia superior a la de los escribas y de los fariseos (por ejemplo, Mateo 5,20-26). La primera se basaba sobre el conocimiento profundo de la ley, la segunda se basaba en la observancia escrupulosa de sus preceptos. Jesús no quiere que nos conformemos con esa actitud externa, que no nace del corazón y no es expresión de amor, porque busca su propia auto-justificación … con la que después se acusa y condena a los que, siendo débiles, o estando en situación de necesidad no logran cumplir con tantos preceptos. Superior a esta justicia que se funda solo en el saber o el hacer, es la del amor, que sabe hacerse cargo de la realidad y perdonar, que no excluye, sino que ofrece misericordia.

El sentido de la justicia que nos propone Jesús es exigente ya que implica vivir con amor. El amor siempre tiene algo de “desmesura,” tiene siempre un “algo más.” El camino de conversión Cuaresmal nos lleva a reubicar nuestra vida en ese amor Evangélico de gratuidad. Esa “reforma del corazón,” quizás la más urgente y necesaria en nuestra comunidad, es la gracia de pedir con insistencia en este tiempo de preparación a la Pascua: donde se manifiesta un acto de justicia verdadera que Jesús ha inaugurado sobre la Cruz con un acto de amor y perdón sin medida. Podemos hacer nuestra esta oración, para vivir la verdadera caridad:

“O, Jesús, que has acogido a cada persona en su condición para elevarlo a la dignidad de hijo/a de Dios, haznos capaces de vivir la atención al prójimo para dar testimonio creíble de ti, Verdad que libera. Oh, Espíritu de amor, que nos revelas el rostro de Dios, haz resplandecer en nosotros la imagen que Dios nos ha donado viviendo en la verdadera caridad y acogiendo a los demás como hermanos y hermanas. Amén.”

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