25 de agosto: Para Agradar a Dios

En su primera carta a los Tesalonicenses, San Pablo nos dice: “Sin duda se acuerdan de nuestros esfuerzos y fatigas, pues, trabajando de día y de noche, a fin de no ser una carga para nadie, les hemos predicado el Evangelio de Dios. Ustedes son testigos y Dios también lo es, de la forma tan santa, justa e irreprochable como nos hemos portado con ustedes, los creyentes.” (2, 9-13) Naturalmente, nos gusta que los demás tengan una buena imagen de nosotros y piensen que somos gente honrada, personas fiables, competentes, esmerados, y compañía grata. La buena imagen y la buena fama son un bien, aunque no un bien absoluto.

Pero ¿de qué valen las apariencias o la buena impresión que podamos dar ante los demás? San Pablo quería que se le tuviera por ministro de Cristo, porque esta apreciación era correcta y contribuía a la difusión del Evangelio. Pero añadía: “En cuanto a mí, bien poco me importa el ser juzgado por ustedes o por cualquier tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Mi conciencia no me reprocha nada, pero no por eso me considero inocente. El que me juzga es el Señor.” (1 Corintios 4,4). Al margen de la opinión que se forjen los otros sobre uno, lo decisivo es ese juicio del Señor. Ante Él no valen la simulación ni el disimulo; solo nuestra verdad.

Dichosos nosotros si podemos decir, con San Pablo, que no hemos hecho nada solo para agradar a la gente, sino que nuestro único propósito es agradar a Dios y cuidarse delicadamente de la gente.

Oremos. “O Dios, justo y misericordioso, tú conoces lo que hay en nosotros. Perdónanos,  porque con frecuencia estamos tan ocupados que no tenemos tiempo para pararnos, mirar atrás, y ayudar a los que se sienten demasiado cansados para seguir adelante. Perdónanos porque muchas veces condenamos a los demás sin haber intentado comprenderles. Que la justicia, la misericordia y el servicio no sean asunto exclusivo de otros sino que sean nuestra preocupación y nuestra vida, motivados por aquél que nos dijo que teníamos que buscarle y acogerle en los otros, Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”

footer-logo
Translate »