24 de julio: El Día del Señor (Decimoséptimo Domingo del Año)

La primera oración larga que aprendimos de niños, y que todavía rezamos con más frecuencia, es sin duda el “Padre Nuestro.” ¿Es esa oración para nosotros más que una simple fórmula? ¿Es para nosotros, como lo fue para Jesús, una palabra de afecto y de ternura, y un grito de confianza y de relación íntima con Dios Padre?

Sintiéndonos miembros de la Iglesia, unidos en oración, respondemos cada ocho días a la llamada del Señor, que nos convoca en el domingo para celebrar la Eucaristía. Sabemos de experiencia que Dios quiere que nos dirijamos a Él, que le pidamos con confianza, que Él, Padre Bueno, siempre nos escucha y nos da lo que más nos conviene. Y para que, como hijos de Dios que somos, nos podamos dirigir al Padre, Jesús (que enseñaba a los Apóstoles a orar), siempre nos enseña a nosotros cómo hemos de dirigirnos a Dios con confianza.

Oremos. “Padre nuestro, abre nuestros ojos y oídos a ti, a nosotros mismos, y a nuestros hermanos y hermanas, para que sepamos qué dones pedir, y para que estemos dispuestos a acoger tu respuesta a nuestra oración, aun cuando sea diferente a nuestras propias expectaciones. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

***

Aviso: Una vez más, con la intención de “cuidarnos unos a otros,” a partir del próximo domingo (el 31 de julio) el uso de cubrebocas volverá a ser mandatorio adentro de nuestra iglesia. Los casos de personas afectadas siguen subiendo cada día. Las vacunas que muchos de nosotros hemos recibido hasta ahora no son tan efectivas con las nuevas “variantes” del virus. Y el personal médico en este momento una vez más no se da abasto para atender a los enfermos “de otras enfermedades” por estar atendiendo los muchos casos del virus. Entonces, a partir del próximo domingo, y quizás por todo agosto, comenzaremos a requerir el cubrebocas dentro de nuestra iglesia. Gracias en adelante por su cooperación.

 

footer-logo
Translate »