Hoy celebramos la Fiesta de Santa Cecilia. Ella logró que su marido (Valerio) respetara su virginidad y se convirtiera al cristianismo. Él fue bautizado por el papa Urbano, y, junto con su hermano Tiburcio, también convertido, dio sepelio a los mártires de la persecución de Turco Almaquio. Denunciados por esta práctica, ambos hermanos fueron decapitados. Santa Cecilia fue también denunciada y condenada a ser arrojada al fuego de las termas de su propia casa, pero salió ilesa. Turco Almaquio ordenó entonces que fuese degollada; ella, herida tres veces con el hacha, expiró tras tres días de agonía. El papa Urbano, ayudado por sus diáconos, enterró a la mártir y consagró su casa.
El culto de Santa Cecilia de Roma se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio, que la ensalza como ejemplo de la mujer cristiana. Una frase del acta de su martirio, según la cual Santa Cecilia cantó durante el tormento, le valió ser patrona de los músicos.
Oremos. “O Dios, celebramos la fiesta de Santa Cecilia. Gracias por los músicos, poetas, compositores, y todos los que mejoran nuestras vidas a través de las artes. Enriquecidos por el intercambio de su creatividad, que lleguemos a conocer tu energía creativa y viva dentro de nosotros. Levanta nuestros corazones hacia ti, y cantaremos tus alabanzas, ahora y para siempre. Amén.”
