22-23 de enero: Preparándonos Para Celebrar La Misa Dominical

El Papa Francisco instituyó el “Domingo de la Palabra de Dios” con la intención de que se celebrara todos los años el tercer domingo del Tiempo Ordinario (hoy), como respuesta a un deseo del Pueblo de Dios trasladado al Papa de muchos modos. El hambre de la Palabra que experimenta el Pueblo de Dios no ha disminuido, como tampoco lo ha hecho el anhelo de trascendencia de la humanidad. Se trata de dejarnos transformar por el Espíritu para que emprendamos acciones que ayuden a transformar el mundo.

La Palabra de Dios debería arder en nuestros corazones (Lucas 24, 32) y llevarnos a vivir más cerca de nuestros prójimos y cuidando más nuestra casa común. Al mismo tiempo, debería erradicar todo aquello que aleja la vida de nuestras comunidades y del mundo, sea en forma de injusticia, individualismo, e indiferencia… La Palabra debería estimularnos a emprender nuevos caminos de compartir y solidaridad.

Por eso necesitamos nosotros cuidar, conocer, meditar, y escuchar personalmente y juntos la Palabra de Dios. Es imposible que la fe se mantenga fuerte, fresca, y viva, sin desgaste – sin acudir frecuentemente a ella, tal como hacía Jesús. No podemos ser seguidores suyos si no conocemos su Palabra, si no nos dejamos transformar por ella, si no dialogamos, si no damos ocasión a que el Espíritu nos revele la voluntad de Dios por medio de ella. La Celebración de la Eucaristía es un todo con dos partes inseparables e indispensables: Palabra y Pan de Vida.

Oremos. “Padre, por medio de Jesús nos hablas hoy tu mensaje de la Buena Nueva de salvación. Te pedimos que sepamos aceptar hoy el día de gracia que Jesús proclama. Envíanos tu Santo Espíritu para que nos ilumine y nos haga libres y así podamos servirte a  ti y a nuestros hermanos y hermanas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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