14-15 de enero: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

Cristo Jesús, que es siempre el centro de nuestras celebraciones, nos aparece hoy (el segundo domingo del Tiempo Ordinario) con estos títulos: “el Enviado de Dios, el Mesías, el Siervo, el Hijo de Dios, el Amado y Preferido del Padre, y el Señor nuestro…” Pero hoy, además, se nos dice de Él que es “el Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo (Juan 1, 29). Nombre este que nos llama especialmente la atención.

El cordero es un animal que, para los contemporáneos de Jesús, estaba lleno de simbolismo y resonancias Bíblicas. En efecto, la primera comunidad cristiana vio cumplidos en Jesús los recuerdos y figuras de aquel “Cordero Pascual” del Éxodo, cuya sangre, marcando las puertas de los judíos en Egipto, fue el inicio del Éxodo y de la liberación de Israel. Los sacrificios diarios de corderos en el Templo de Jerusalén guardan una estrecha relación con la ofrenda que de sí mismo hace el verdadero Cordero en la Cruz. También el profeta Isaías en uno de sus cantos presenta al “Siervo de Dios,” como una oveja que llevan al matadero y se ofrece por la salvación de todos. Todo esto se realiza en plenitud en Cristo Jesús y todo esto es lo que celebramos en la Misa.

Ahora bien, recién terminadas las fiestas navideñas, es claro que debemos continuar mirando a ese Jesús que en la Pascua se entregará, como manso Cordero, por toda la humanidad.

Para reflejar: Nosotros sabemos muchas cosas de Jesús, pero, ¿lo conocemos de veras? Podría ser un buen propósito que deberíamos hacernos cada día: conocer más íntimamente a Jesús, y amarlo y “vivirlo,” para poder anunciarlo y dar testimonio de Él ante los demás.

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