“Si Quieres la Paz, Trabaja por la Justicia.”

“Si quieres la paz, trabaja por la justicia.” Esto era la declaración simple pero profunda de Papa Pablo VI en su mensaje para el Día de Paz en 1972. Somos bendecidos que tenemos una herencia rica de enseñanza social católica que nos da una comprensión clara de lo que justicia es. En nuestra tradición, la justicia comience con el reconocimiento que hay un Dios que creó a cada persona a su propia imagen y semejanza. Por lo tanto, cada persona tiene una dignidad inherente que no individual, no gobierno, no sistema económica o política, puede violar o negar.

La justicia requiere que honramos, respetamos y protegemos la dignidad de todos seres humanos. Respetar, honrar y proteger la dignidad de todos seres humanos requiere que trabajamos para eliminar todas las cosas que amenazan la dignidad de todas las personas. Esto significa que trabajamos para asegurar que todas las personas tienen lo que necesitan para vivir en dignidad – vivienda asequible que es en buena condición, acceso a asistencia médica, comida suficiente, empleo, salario justo, comunidades que son seguros, oportunidad de descanso, oportunidad de una jubilación segura. Cuando los requisitos de justicia son ausentes, no puede haber paz como personas luchan para obtener lo que debería ser el suyo por derecho.

Porque todos somos hermanos y hermanas en el único Dios que creó a cada uno de nosotros igual en dignidad, no podemos vivir vidas tranquilas y pacificas si sabemos que hay aún un hermano o hermana cuya dignidad está en riesgo o cuya dignidad ha sido violada. Por lo tanto, oremos que todos nuestros líderes civiles trabajarán por esa justicia que cederá una paz verdadera y duradera.

Salmo 37

“Calma tu enojo, renuncia al rencor, no te exasperes, que te haría mal. Pues los malvados serán extirpados y tendrán la tierra los que esperan al Señor. Sólo un momento y ya no está el impío, si buscas dónde estaba ya no lo encontrarás. Los humildes heredarán la tierra y será grande su prosperidad. El malo complota contra el justo, y rechina los dientes contra él. Pero el Señor se burla de él, porque ve que le llega su hora. Han desenvainado la espada los malvados y tensado su arco para matar al justo. Pero su espada les traspasa el corazón y sus arcos se rompen. Al que es justo le va mejor con poco que al malvado con toda su riqueza. Porque al malo le quebrarán los brazos, en cambio a los justos los apoya el Señor. El Señor cuida los días de los buenos, su herencia será eterna.”

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