9 de diciembre: San Bernardo, San Juan Diego, y el Adviento

Según San Bernardo: “Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquellas son visibles, pero ésta no. En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres, cuando, como atestigua Él mismo, lo vieron y lo odiaron. En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron. La intermedia, en cambio, es casi oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan. De manera que, en la primera venida, el Señor vino en carne y debilidad; en esta segunda, en espíritu y poder; y, en la última, en gloria y majestad. Esta venida intermedia (en su Palabra y en los Sacramentos, por ejemplo) es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestra inspiración, nuestro descanso, y nuestro consuelo.” Sermón de San Bernardo

Oremos. “Dios Padre, gracias por darnos una familia parroquial. Te pedimos que en nuestra comunidad podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos. Ayúdanos a estar atentos, especialmente a tu Santa Palabra y la gracia de los Sacramentos. Te pedimos llenar nuestra parroquia de tu amor divino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

Extra: Hoy celebramos la Fiesta de San Juan Diego. “Mi Señora, mi Reina, Muchachita mía.” Así, se inició el diálogo filial que San Juan Diego tuvo con Nuestra Señora de Guadalupe. A partir de entonces y hasta su muerte, el santo indígena se encargó de anunciar el milagroso encuentro, viviendo y sirviendo en la ermita recién construida, según la voluntad de Nuestra Señora de Guadalupe, a los pies del cerro del Tepeyac, y en donde fue colocada la sagrada Imagen, que fuera la prueba contundente para Mons. Juan de Zumárraga, Obispo de México en aquel entonces, creyera en aquel relato por el que infinidad de veces Juan Diego lo visitaba. Según cuenta la historia, el santo insistía “por orden de un muchacho” que se le reveló como “la Siempre Virgen Santa María.”

Para leer más: https://www.aciprensa.com/recursos/san-juan-diego-5060

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