6 de julio: Caminando por Sus Caminos

Según los Evangelios, Jesús nunca distinguía muy bien entre curar, perdonar, sanar, y reconciliar. Lo que le importaba era el bien de la persona. Ni siquiera le importaba mucho el pasado (lo que hubiera hecho o dejado de hacer la persona). Para Él solo contaba que tenía delante a una persona, un hijo o hija amado por Dios, creatura suya. Dios, y Jesús por tanto, no podía sino querer su bien, su curación, y su salvación. Ni rencores ni venganzas, ni recriminaciones, ni penitencias. Jesús mira al presente, se compadece, empatiza, se acerca al que sufre por la razón que sea y actúa.

Pero la verdad es que la “confusión” de Jesús entre curar, perdonar, sanar o reconciliar es la misma confusión de Dios porque a Dios le conocemos solo a través de Jesús. Y si nosotros queremos seguir a Jesús, conviene también que “confundamos” esos verbos y comencemos a preocuparnos por el bien integral de la persona sin juzgar, sin valorar, solo mirando al hermano o hermana que tenemos delante y tratando siempre de ayudar, de acompañar, y de ser solidario

Con los paralíticos, enfermos, ciegos, mudos, y sordos de los Evangelios, cuando fueron curados, alabamos y damos gracias a Dios, que nos dice a nosotros también cuando hemos pecado: “Levántate y anda.” Que el Señor nos mantenga a nosotros caminando por sus caminos y que Él nos bendiga.

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