24 de marzo: El Día del Señor

Celebrando el Domingo de Ramos, empezamos la semana y ya evocamos el desenlace final. La lectura del Evangelio de la Pasión pone delante de nosotros no sólo el argumento, sino toda la narración para que nos sumerjamos en ella (Marcos 14,1-15,47). Es en la Pasión donde se nos revela el misterio de Jesús, el Mesías sufriente y (por un tiempo) no el triunfador esperado por sus contemporáneos. Será precisamente el centurión romano, un pagano el que sepa reconocer en aquel crucificado al Hijo de Dios.

No podemos vivir ni escuchar la Pasión como simples espectadores, sino que debemos entrar de lleno en ella identificándonos con los diversos personajes que aparecen. Esta historia habla de nosotros mismos como discípulos del Señor. Como ellos también nosotros hemos querido seguir a Jesús, pero tantas veces lo hemos negado y traicionado, lo hemos abandonado y dejado solo. A pesar de ello, Jesús sigue creyendo en nosotros y nos sigue llamando para llevar su salvación al mundo. 

Que la celebración de la Eucaristía nos disponga a celebrar con amor y compasión los misterios de nuestra redención.

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