22 de julio: Santa María Magdalena

Hoy celebramos la fiesta de Santa María Magdalena, una mujer importante en la vida de Jesús y en la primera hora del cristianismo. En contra de la creencia popular, basada en una “tradición” más bien tardía y solamente aceptada en la iglesia occidental, María Magdalena no es la mujer pecadora descrita en Lucas 7. Sabemos que era de Magdala y había sido curada por el Señor. Después de su experiencia personal con el Cristo Resucitado, se volvió en una testigo impaciente y afectuosa de la Resurrección del Señor. Algunos Padres de la Iglesia le dan el título de Apóstol de los Apóstoles.

Para reflejar: La historia de Santa María Magdalena es también nuestra historia, aunque el orden de los acontecimientos pueda variar: ser curados por el Señor de nuestros “demonios,” emprender un camino de seguimiento, sentir que lo perdemos, llorar la pérdida, ser llamados por nuestro nombre, y reencontrarle… Ninguna relación personal suele ser una línea recta, y tampoco lo suele ser nuestra relación con Jesucristo. Y entre esas idas y venidas, se va haciendo nuestra pequeña historia que se integra en la gran historia de Salvación de Dios con la humanidad. Para ser, como María de Magdala, enviados a anunciar a otros que Cristo sigue vivo y que se manifiesta generosamente a quien lo busca. ¿Aceptamos este regalo y este desafío?

Oremos: Dios nuestro, que quisiste que Santa María Magdalena fuera la primera en recibir de tu Hijo unigénito el encargo de anunciar el gozo de la Resurrección, concédenos, que siguiendo su ejemplo, demos a conocer a todos que Cristo vive y nos acompaña cada día por medio de su Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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