19-20 de diciembre: Preparándonos para Celebrar el Cuarto Domingo de Adviento

A base de haber escuchado tantas veces el relato del Evangelio de este domingo (La Anunciación: Lucas 1,26-38), tenemos un riesgo: podemos haber perdido la capacidad de asombro.

Escribía Martín Descalzo: “Creo que, si tuviera que definir la Navidad con sólo dos palabras, elegiría, sin dudar, éstas: Alegría y Asombro. Y, si tuviera que hacerlo con una sola, me quedaría con la segunda de las dos: Asombro. Asombro, porque lo que en ese día ocurre es algo tan desconcertante (eso de que Dios baje a ser uno de nosotros), que sólo porque Él mismo lo ha revelado podemos creerlo. De otro modo lo juzgaríamos una fábula hermosa, pero imposible.”

En esta escena casi nada de lo que ocurre es esperable, lógico, razonable. Hemos repetido tantas veces que Dios es “Todopoderoso,” que Dios es totalmente libre, y que no se deja condicionar por nadie… (y es verdad, sí). Ese Dios de Palabra tan poderosa y eficaz que creó todo de la nada a golpes de “hágase,” ese Dios tan inalcanzable por el hombre en todos los sentidos, y cuyo nombre ni se atrevían siquiera a pronunciar los judíos y ante el que había que cubrirse el rostro, por muy amigo de Dios que uno fuese… Ése Dios se presenta humildemente -por medio de un Mensajero- necesitado, y pidiendo permiso y colaboración ¡a una mujer, perfectamente desconocida hasta ese momento, y nadie importante! 

Se acerca para decirle: “Tengo necesidad de ti, de tu persona. Tengo necesidad de tu entrega y colaboración para mis planes. Necesito que me des permiso, si te parece bien. No quisiera avasallar, ni quiero quebrar lo sagrado de tu libertad, pero vengo a rogarte que colabores conmigo, me haces falta, he pensado en ti -desde hace tanto tiempo, desde el Edén- para mis planes.”

Hoy, como ayer, Dios necesita de nosotros para sus planes de salvación. Hoy, como ayer, sigue enviando sus ángeles. Hoy, como ayer, necesita personas decididas y confiadas. Algo se quedaría sin hacer si no le damos nuestro “sí” a Dios. Sin nuestro “sí,” se hace mucho más difícil la Navidad.

footer-logo
Translate »