17 de julio: Jesús Trae Serenidad en Nuestras Tormentas

Somos gente de fe y debemos tener nuestra mirada puesta en Dios, quien “como Padre bueno cuida de sus hijos con un amor personal.” ¿Quién no ha sentido “vulnerabilidad” ante la pandemia del coronavirus? Pero debemos recordar que esta realidad no debe quitarnos la serenidad para vivir estos momentos difíciles. Esta experiencia nos está ofrecido la oportunidad de leer y meditar (nuevamente) la Palabra de Dios en la Biblia y rezar con los Salmos, identificándonos y haciendo propios aquellos que expresan intenciones de inquietud y confianza en Dios.

Por ejemplo, podemos buscar por Marcos 4, 35-41, como hizo el Papa Francisco y su respuesta fue: “Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Jesús a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie, ni nada, nos separe de su amor redentor.”

Oremos. “Dios omnipotente y misericordioso, mira nuestra dolorosa condición: conforta a tus hijos y abre nuestros corazones a la esperanza, para que sintamos en medio de nosotros tu presencia de Padre. Amén.”

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