¿Tuvo Jesús éxito siempre en su ministerio? El Evangelio (por ejemplo, Mateo 11, 20-24) es la prueba de que incluso el propio Hijo de Dios no logró tocar los corazones de Corazín, Betsaida, y Cafarnaúm. Incluso derramó lágrimas por Jerusalén (Lucas 19, 41-44). Pero lo que debe inspirar a nosotros es que estos contratiempos no disuadieron a Cristo de la misión que le encomendó el Padre. Como nos ha recordado Santa Teresa de Calcuta, “No estamos llamados a tener éxito, sino a ser fieles.”
Oremos. “Señor Dios nuestro, con mucha frecuencia somos ciegos e insensibles a las maravillas que tú haces entre nosotros y al amor que nuestros hermanos y hermanas nos muestran. Abre nuestras mentes y corazones para poder percibir los signos de tu presencia (y el ‘éxito’ de la misión de tu Hijo) en el bien que tantos hermanos y hermanas nos hacen a nosotros mismos y a los demás. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen.”
