11 de agosto: Santa Clara y La Santidad

Hay una nueva manera de amar, que debemos recuperar en nuestros días, y que consiste en acompañar a vivir a quien se encuentra hundido en la soledad, bloqueado por la depresión, atrapado por la enfermedad, marginado por la droga o, sencillamente, vacío de toda alegría y esperanza de vida. Ésta es la invitación urgente que nos hace el Señor: vivir abiertos a los demás y siempre en actitud de caminantes, al estilo de los santos.

Hoy celebramos la fiesta de Santa Clara. Aunque de noble familia y bien educada, Santa Clara se sintió atraída por los ideales de pobreza de San Francisco de Asís. Contra la presión de su familia, distribuyó sus posesiones a los pobres y fundó la Orden Franciscana de Pobres Claras (popularmente conocidas como “Claras” o “Clarisas”), que se dedican a una vida de pobreza y oración. Santa Clara comprendió que la pobreza hace a una persona libre para amar: amar a Dios de modo indiviso y estar disponible para amar y servir a los hermanos. Su lema fue: “Oh Dios, soy feliz porque tú me creaste.”  ¿No es eso verdadera riqueza?

Oremos. “O Dios, te damos gracias hoy por el ejemplo de Santa Clara. Ella comprendió que para poseerte a ti uno debe ser libre de cosas que nos distraen y alejan de ti. Danos también a nosotros la riqueza de mantener viva nuestra libertad interior con respecto a posesiones y apegos mundanos y ábrenos a la verdadera riqueza: que consiste en entregarnos generosamente a ti y a tu pueblo. Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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