November 8 / 8 de noviembre: Hearts of Compassion / Corazones de Compasión

On Sunday, in Pope Francis’ public address at St. Peter’s Square, he praised the widow’s tithe to the treasury of the Temple (Mark 12, 38-44). His praise was based on the fact that “she had nothing left, but found her everything in God. She was not afraid of losing the little she had because she trusted in God’s abundance, who always multiplies the joy of those who give.”

The Holy Father said Jesus proposed this woman as a teacher of the faith and a model disciple, instead of the scribes, because “she did not go to the Temple to clear her conscience, she did not pray to make herself seen, she did not show off her faith, but she gave from her heart – generously and freely.”

As we heard at Mass here at Holy Cross, an emphasis on appearances, externals, and the exaggerated care of our own image is simply disordered. The Holy Father asked on Sunday, “In what we say and do, do we want to be appreciated and gratified? Or do we want to render a service to God and to our neighbor, especially the weakest among us?”

If we remain dedicated to making this (our parish, our neighborhood, our city, and our world) a better place and making us a better people, let’s be sure to practice simple and unassuming acts of charity this week: a smile, an act of patience, a willingness to hold our tongue when a harsh word or an unkind comeback might be our temptation. We are asked to give ourselves for and to others, for the greater good of the community, and for the glory of God. We were made to do these very things! May God bring to completion the good work He has begun in us and for which He has made us.

Let us pray. “Tender and loving God, sometimes the needs which surround us are so great that we grow weighed down and tired. Help us trust that your compassionate heart does not have limits. Your heart is greater, infinitely greater, than the human heart. Help us by your grace to love like you love, so that we can love all people without burning out or becoming numb. It is for this compassionate heart that we pray this week, through Christ our Lord. Amen.”

***

El Papa Francisco pidió a la comunidad católica que tengan cuidado con los hipócritas que estén atentos “a no basar la vida en el culto a la apariencia.” El Santo Padre hizo este pedido durante el rezo del Ángelus del domingo 7 de noviembre en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde comentó el episodio Evangélico de la Misa dominical.

El Papa nos dijo: “El Evangelio (Marcos 12, 38-44) nos pone delante de este sorprendente contraste – los ricos, que dan lo superfluo para hacerse ver, y una pobre mujer que, sin aparentar, ofrece lo poco que tiene.” Él hizo hincapié en el verbo “mirar,” porque Jesús mira “a quien vive la fe con duplicidad, a esos escribas, ‘debemos mirar’ para no convertirnos como ellos; mientras que a la viuda debemos ‘mirarla’ para tomarla como modelo.”

El Santo Padre insistió en “tener cuidado con los hipócritas, es decir estar atentos a no basar la vida en el culto de la apariencia, de la exterioridad, sobre el cuidado exagerado de la propia imagen. Y, sobre todo, estar atentos a no doblegar la fe a nuestros intereses.”

Para meditar: Dios sabe lo que hay en el corazón de cada uno de nosotros. La viuda del Evangelio no solo entregó lo poco que tenía, sino que se entregó ella misma. Tampoco Jesús se reservó nada para sí: su vida fue una entrega total a Dios por nuestra salvación hasta su muerte y muerte en la cruz y es lo que siempre recordamos y celebramos. Y como dice el Concilio Vaticano II: No asistamos a este misterio de fe como espectadores mudos o extraños, sino que … participemos consciente, piadosa, y activamente en la acción sagrada … Aprendamos a ofrecernos a nosotros mismos al ofrecer la hostia inmaculada no solo por manos del sacerdote, sino juntamente con él.” Tengamos, como Jesús, ojos para ver la grandeza que se manifiesta en lo pequeño, de ser generosos incluso en la necesidad, de ser capaces de darnos del todo en aquello que hacemos y a aquellos con los que y por los que vivimos. La ofrenda de la viuda es el auténtico sacrificio: darse, vaciarse a favor de los demás, y así, llenarse de Dios.

Oremos. “O Dios, en tu Hijo Jesús nos has mostrado cómo hay que dar, no de lo que nos sobra, sino dándonos totalmente a nosotros mismos. Confunde nuestros cálculos mentales y cambia nuestros intereses personales por un compartir generoso, para que nuestra forma de dar se parezca a la tuya, sin contar nunca el costo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.”

footer-logo
Translate »