La Santísima Trinidad

GLORIA AL PADRE, AL HIJO, Y AL ESPÍRITU SANTO

Te alabamos y te bendecimos, Dios, Trinidad Santa, a pesar de que hemos de reconocer que no te conocemos. Eres un misterio tan inmenso y distinto a nosotros, que no tenemos capacidad suficiente para abarcarte. Sin embargo, a pesar de que eres infinitamente más que cuanto podemos soñar e imaginar, te sentimos como un Dios cercano a nosotros, que nos has dado la posibilidad de ser, que has dejado en nosotros tu semejanza, has llenado nuestro corazón de amor y te has acercado en mil circunstancias a nosotros, dándonos abundantes muestras de tu amor.

GLORIA AL PADRE, AL HIJO, Y AL ESPÍRITU SANTO

Porque no quisiste vivir en soledad, creaste en el origen del mundo a los hombres y a las mujeres, elegiste, de entre los pueblos de la tierra, al pueblo de tus preferencias y le dijiste tu palabra de salvación, para que tuviera razón su vivir y descubriera tus huellas en su corazón.

GLORIA AL PADRE, AL HIJO, Y AL ESPÍRITU SANTO

En la plenitud de los tiempos, enviaste a este mundo a tu propio Hijo, que se hizo hombre como nosotros, y en Él nos dejaste ver el fondo de tu corazón. A través de Él, nos enseñaste a llamarte Padre y a experimentar que ese Dios innombrable y que nadie ha visto, es el fundamento de todo amor. En Él, nos has hecho hijos e hijas en tu Hijo, y Él es hermano nuestro, que nos ha abierto a la fraternidad universal con todos los hombres y mujeres de la tierra. Por su muerte y resurrección, nos has hecho partícipes también del Espíritu Santo, para que vivamos en comunión contigo y sea la causa de nuestra comunión fraternal, como Él es el vínculo entre Ti y tu Hijo en la unidad de la Santísima Trinidad.

GLORIA AL PADRE, AL HIJO, Y AL ESPÍRITU SANTO

Danos, Señor, tu Espíritu, para que, por la comunión con Él, podamos vivir en nuestra comunidad el amor fraternal. Que nuestras diferencias enriquezcan la unidad, porque las ponemos al servicio común, para que tu Iglesia crezca y sea reflejo tuyo en medio del mundo. No permitas en nosotros y en nosotras el cansancio ni dejes que nos domine el desánimo, pues es mucho lo que nos falta para hacer de esta tierra tu casa, en la que todos los hombres y mujeres vivan la fraternidad. Y déjanos, por último, volver a repetir nuestra alabanza y dedicarte el honor que mereces, como Trinidad Santa.

GLORIA AL PADRE, AL HIJO, Y AL ESPÍRITU SANTO

 

footer-logo
Translate »