6 de mayo: La Pascua (una serie)

Nos felicitamos la Pascua. Cantamos la Pascua. Anunciamos de mil formas el misterio Pascual. Pero, ¿vivimos este misterio? En la Resurrección de Jesús está el centro de nuestra fe. Es nuestra salvación. Y es el mensaje que tenemos que gritar a todos con las palabras y con la vida.

La Iglesia oriental canta así: “La Resurrección del Señor. Resplandezcamos de gozo en esta fiesta. Abracémonos, hermanos, mutuamente. Llamemos hermanos nuestros incluso a los que nos odian. Perdonemos todo por la Resurrección y cantemos así nuestra alegría: Cristo ha resucitado de entre los muertos con su muerte ha vencido la muerte y a los que estaban en los sepulcros les ha dado la vid.”

En la fe y en el amor, siempre es Pascua. La vida es Resurrección cuando se vive en Cristo y se manifiesta en su amor. Y el morir es también Pascua, porque en Cristo Jesús la muerte ha sido vencida y todo marca un sendero de vida inmortal para los que creen y viven en Cristo que es la Resurrección y la Vida. Nosotros así lo creemos y hemos hecho de este misterio el centro de nuestra fe. Y el que ha vuelto del sepulcro, es el que da ya la vida nueva a todos, y abre un sendero de vida en medio de la muerte y promete una vida imperecedera, como la suya, a la derecha del Padre.

En la vida y en el dolor, ante la muerte y las desgracias, podemos decir como los cristianos de Oriente, que suelen reservar este saludo incluso para dar el pésame ante la muerte de un ser querido: “Cristo ha resucitado.” Y se responde, tal vez con alegría, tal vez con el dolor y la esperanza: “Sí, de verdad, Él ha resucitado.” Mañana…más de “lo que significa vivir la Pascua.”

Oremos: Dios nuestro, que por medio de la muerte de tu Hijo has redimido al mundo, concédenos participar de la santa alegría Pascual y dejarnos transformar plenamente por la acción de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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