3 de julio: La Fiesta de Santo Tomás

Hoy es la fiesta de Santo Tomás, uno de los doce Apóstoles de Jesús. Recordamos bien sus palabras: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré.” Debemos recordar también que la duda radical no tiene en él la última palabra. Ante el Señor que se le hace presente, llega a la mayor confesión de fe: “Señor mío y Dios mío.” Y esa sí es la última palabra que conocemos de él.

Algo así puede ser la vida de todo discípulo del Señor: primero, un gran entusiasmo; después, comienzan a aparecer las preguntas ante lo que se desconoce; y pueden incluso llegar momentos de duda radical. Que en esos momentos también el Señor se nos haga presente, con sus llagas, mostrándonos que también Él pasó del entusiasmo de las muchedumbres que le seguían a la soledad de la Cruz. Y que la confesión humilde de nuestra fe también sea nuestra última y discreta palabra. “Señor mío y Dios mío.” Tenemos que agradecer a Santo Tomás porque, gracias a sus dudas y a sus preguntas, nuestra fe queda fuertemente confirmada.

Oremos. “Oh Dios, en esta fiesta de Santo Tomás te rogamos así: nuestros ojos no han visto a tu Hijo Jesucristo y nuestros dedos no han tocado las cicatrices de tus heridas; sin embargo, creemos. Haz profunda y duradera nuestra fe en Él. Que el Espíritu aliente nueva vida en nosotros y nos haga mirar con ojos nuevos a la gente y al mundo, de forma que les llevemos el amor, la paz, y la justicia de Jesucristo, nuestro Señor resucitado, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”

Para ver más: https://youtu.be/xW5_s0b-QTY

 

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