29-30 de abril: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

El Buen Pastor

Hablar de “rebaños,” de “ovejas,” y de “corderos” para referirse hoy a las personas o grupos suele provocar malestar y rechazo, en general. En la sociedad civil, no se usa este lenguaje. Y entre los creyentes… pues quizá por la costumbre, por la tradición Bíblica, y por los esfuerzos que hacemos para comprender su significado, seguimos usándolo. Pero realmente no es una terminología que nos agrade gran cosa.

Sin embargo, el rebaño es un símbolo usado con frecuencia por la Escritura para referirse al pueblo de Dios, que anda como “ovejas sin pastor,” o incluso sometido a malos pastores. Y que reserva la imagen de “Buen Pastor” para referirse exclusivamente a Dios.

Lo que nunca hace la Biblia al usar este lenguaje, estas comparaciones, es proponer nada que pudiera sonar a borreguismo, docilidad pasiva, manipulación, dependencia, absolutización de la autoridad de los Jefes, o renunciar a la propia libertad. Y nada de esto aparece en el discurso del Buen Pastor (Juan 10, 1-10). Más bien, en Él se recalca la libertad de los ovejas que siguen a uno y huyen de otros, según reconozcan o no su voz.

Par reflejar: Es estupendo saber que alguien te conoce por tu nombre, pues eso es ya una señal de amor. Si esa persona es alguien en quien tú confías, puedes ponerte en sus manos y sentirte muy seguro. Jesús se presenta a sí mismo como un amigo que nos conoce y nos llama a caminar con Él por el camino de la vida. Él nos sostiene y aguanta, pase lo que pase; y nos muestra el camino a seguir. Bajo su liderazgo podemos ser verdaderamente un pueblo, el pueblo de Dios.

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