24 de marzo: Purificación y Conversión

Una prueba difícil que está viviendo nuestra Iglesia norteamericana es su situación de pérdida de relevancia pública. El avance de la increencia y de la desafección religiosa en nuestra tierra, pone en cuestión su influjo en la sociedad. No sería la primera vez que esto acontece en nuestra historia cristiana. Pero esta “prueba” nos debe llevar a un análisis purificador, a una autocrítica constructiva, a una conversión: ¿será significativa la fe cristiana de mañana en la sociedad norteamericana? O bien, ¿seremos creíbles como creyentes y como comunidad que refleja a Jesucristo? ¿Qué tiene que cambiar y qué tiene que desaparecer? ¿En qué tenemos que gritar más o levantar la voz? No importa que desaparezca “una forma” de ser cristiano, lo que no tiene que desaparecer es el cristianismo – por muchas pruebas que haya.

Que con nuestras vidas seamos testigos creíbles y valientes del Señor, que fue perseguido y sufrió para que nosotros alcanzáramos perdón y vida.

Oremos. “Padre, profesamos con sano orgullo que somos tus hijos e hijas, y que tú nos llamas a vivir el estilo de vida de Jesús, tu Hijo. Danos valor para vivir esta vida de modo coherente; no para hacer un “show” de nosotros mismos, ni para reprobar a otros, sino simplemente porque reconocemos que tú eres nuestro Padre y queremos agradarte, ya que somos tus hijos e hijas, hermanos y hermanas de Jesucristo, nuestro Señor. Amen.”

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