24 de junio: La Natividad de San Juan Bautista

Hoy celebramos el nacimiento de San Juan el Bautista, precursor de Jesucristo. Tal como los artistas han representado a San Juan, hay dos símbolos que lo tipifican claramente.

El primero es: la boca que grita. El Bautista es la voz del que clama en el desierto, llamando a la gente a conversión. Es una voz a la que no se le puede acallar. Increpa y reprende, tanto a los líderes religiosos como a la gente común y corriente, y les urge a cambiar sus vidas. Sin ningún miedo, se enfrenta incluso con el Rey Herodes y le conmina a acabar con su adulterio. San Juan paga muy caro por ese enfrentamiento, ya que eso le va a costar su cabeza.

El segundo símbolo es el dedo, que señala al Mesías que llega. Y por esto también paga caro, ya que muchos de sus mismos discípulos le abandonan para seguir a Jesús. A pesar de todo, él sigue adelante: Aquel a quien él anuncia tiene que crecer y ser mayor; él mismo, Juan, debe menguar, ser menor.

Aun antes de nacer, cada uno de nosotros fue llamado por Dios para ser salvado por Jesucristo. Y hoy, cada uno de nosotros es llamado para preparar el camino del Señor (imitando a San Juan) para los hermanos y hermanas que encontramos al caminar. Dios nos llama hoy a cada uno de nosotros para mostrar a Jesús presente en nuestro mundo por la forma cómo vivimos el Evangelio. Que el Señor les bendiga para esta importante misión.

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