Cada ocho días, en la celebración de la Eucaristía, damos alabanza y acción de gracias a Dios, no sólo como pueblo suyo sino en nombre de toda la humanidad, ya que Cristo murió y resucitó de entre los muertos para todos.
Pero podemos ver fácilmente que nuestro mundo no es todavía “mundo de Dios.” Podemos ver que las realidades terrenas están todavía mezcladas con injusticia, desigualdad, y temor. Lo importante es que Dios siempre nos envía (como misioneros) para transformar esta tierra en mundo de Dios.
Hoy es el Día de las Misiones y el papa Francisco nos ha recordado que “los misioneros” son todos los que “se ponen en camino.” El Santo Padre también nos recuerda la validez perenne de la misión ad gentes, la misión que el Señor Resucitado dio a toda la Iglesia – de Evangelizar a cada persona y a cada pueblo hasta los confines de la tierra. Hoy más que nunca la humanidad, herida por tantas injusticias, divisiones, y guerras, necesita la Buena Noticia de la paz y de la salvación en Cristo.
Apoyemos a las Misiones y a los misioneros con nuestra oración y nuestros donativos. Que la celebración de la Eucaristía nos llene de alegría para testimoniar ante el mundo el Evangelio de Jesús.
