21 de marzo: Para Vivir Nuestra Fe Católica

Vivir nuestra fe católica requiere practicar todo el tiempo, y cuando nos caemos o tropeamos, el verdadero creyente se levanta, se limpia de la tierra, y empieza de nuevo del punto en donde caímos.

Así es con el tiempo santo de la Cuaresma, el tiempo anual de penitencia y gracia que la Iglesia nos da. Hay cruces y resurrecciones de por todos estos cuarenta días hacia el conmemorar de la Cruz y Resurrección de Cristo. Tal vez comenzamos en el Miércoles de Ceniza con las mejores intenciones y planes cuaresmales. Y puede que nos hayamos tropezado en el camino, pero no debemos rendirnos y dejar lo que habíamos esperado hacer para el Señor.

Puede ser que no hayamos orado tanto o con la intensidad que esperábamos. Tal vez hiciéramos corte caminos en cuanto lo que nos comprometíamos hacer o dejar. Quizás no fuéramos generosos con los demás como habíamos querido. A lo mejor hayamos faltado el respeto o sido críticos o chismosos con otros. Pues, sin duda, nadie es perfecto. La vida cristiana nos presenta una vista larga, no solo de corto plazo. Nuestra meta como católicos de corto y largo plazo es acercarnos a Cristo tanto que podamos, para “practicar la presencia de Dios.” Y cuando salgamos del camino correcto, el cristiano se corrige y sigue adelante: ¡no nos rindamos!

Oremos. “Señor Dios, enséñanos a perdonar de la misma manera y con la misma amplitud con que tú nos perdonas: totalmente, sin condiciones, desde la bondad de nuestros corazones. Danos esta grandeza de corazón por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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