21-22 de octubre: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

Algunas veces se le acusa a la Iglesia de mezclarse en política o en los asuntos del estado. Pero la Iglesia tiene que alzar su voz profética para formar la conciencia de sus miembros con respecto a aspectos morales de cuestiones políticas y económicas, para procurar que las leyes de Dios, los derechos humanos, y la dignidad de cada persona sean respetados. Un buen discípulo de Jesús debe ser también buen ciudadano y debe asumir sus responsabilidades hacia la comunidad humana.

En la cuestión de los impuestos (Mateo 22, 15-21), Jesús no cayó en la trampa que le tendían los líderes judíos, aunque su respuesta era claramente subversiva para el que quisiera entender, y probablemente los fariseos y herodianos comprendieron muy bien lo que Jesús decía y al final le pasarán la factura.

Jesús no entra en la cuestión concreta de los impuestos. Va a la raíz de lo que está pasando con su pueblo en el momento de la ocupación romana. Es un poder impuesto por la fuerza, que ha usurpado el señorío de Dios sobre su pueblo. Es un poder que no respeta el mandamiento de no hacer imágenes ni de Dios ni del hombre y que mediante ellas hace omnipresente al emperador, como si fuera un Dios. Jesús no puede aceptar que un poder puramente humano desplace al único que tiene derecho sobre su pueblo que Dios liberó de Egipto.

footer-logo
Translate »