19-20 de abril: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

La vida “nueva” del cristiano, producida por Dios en la Resurrección de su Hijo, es una realidad maravillosa que debería manifestarse en gestos, signos, y actitudes. Pero no siempre sucede así. Por ello se necesitan personas que manifiesten concretamente en su vida en qué consiste esta novedad. Y ¿quiénes son ellos? Personas que se dediquen de un modo continuo a respetar y amar a los demás con hechos, no sólo con palabras. También, predicadores de la vida que eligen entregarse a los ancianos, los minusválidos, los enfermos, los pobres, y los niños. También, personas que se comprometen en la responsabilidad de cambiar las estructuras injustas de este mundo y que trabajan para construir el reino de Dios. Pero este trabajo no termina.

Jesús afirma en el Evangelio de hoy (Juan 10, 11-18): “Yo soy el Buen Pastor.” El Buen Pastor mantiene unidas a las ovejas y las defiende, las conoce y entrega su vida por ellas. Pero Jesús quiere que se reúnan en torno a Él no solamente quienes ya le conocen y le aman, sino también quienes, tal vez con nuestra colaboración, han de llegar a apreciarle y amarle, para formar, junto con nosotros, un único rebaño bajo la guía del único Pastor. A partir de la Eucaristía seremos enviados a vivir concretamente en nuestra existencia cotidiana este modo de estar juntos que continuamente nos enseña nuestro Pastor.

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