17 de agosto: Profeta de Su Tiempo

En el mes de octubre, vamos a celebrar el quinto aniversario de la canonización del obispo y mártir Monseñor Oscar Romero. Su vida entregada por los más pobres, con valentía y enfrentando el poder que oprimía a su pueblo, nos desafía a dar pasos concretos en el seguimiento de Jesús. Monseñor Romero fue un profeta de su (y de nuestro) tiempo. En sus predicaciones (y con el ejemplo de su vida) el Monseñor siempre nos recordó que Dios es bondadoso y misericordioso por naturaleza, dispuesto a perdonar, leal, y que irradia generosidad. Por ejemplo, “Este es el pensamiento fundamental de mi predicación: nada me importa tanto como la vida humana.”

Otro ejemplo de su predicación: “Estas desigualdades injustas, estas masas de miseria que claman al cielo, son un ‘antisigno’ de nuestro cristianismo. Están diciendo ante Dios que creemos más en las cosas de la tierra que en la alianza de amor que hemos firmado con Él, y que por alianza con Dios todos los hombres debemos sentirnos hermanos… El hombre es tanto más hijo de Dios cuanto más hermano se hace de los hombres, y es menos hijo de Dios cuanto menos hermano se siente del prójimo.”

Oremos. “Dios de poder y misericordia, tú que concediste al obispo y mártir Oscar Romero dar su vida, cuando celebraba la Eucaristía, en un acto supremo de amor a Ti, concédenos, te rogamos, que así como a él le diste la gracia de imitar con su muerte la pasión de Cristo, alcancemos nosotros, siguiendo las huellas de tu santo, la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.”

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